Manuel Amezcua: “La inteligencia artificial no supera a la humana, pero puede hacerla más potente si se usa con honestidad”

Manuel Amezcua: “La inteligencia artificial no supera a la humana, pero puede hacerla más potente si se usa con honestidad”

El catedrático, presidente de la Fundación Index, y ponente de las VII Jornadas sobre Conocimiento Enfermero, reflexiona sobre los retos y oportunidades de la IA en la escritura científica y avanza algunos de los contenidos de su taller previo al encuentro

Manuel Amezcua.

Gema Freire.- Los días 16 y 17 de octubre se celebran las VII Jornadas sobre Conocimiento Enfermero, organizadas por el Colegio de Enfermería de Cádiz. Un evento que se ha consolidado como un espacio de referencia para el encuentro, la reflexión y el avance de la investigación en cuidados

Este año, el programa incorpora de forma destacada la irrupción de la inteligencia artificial en la práctica investigadora, con una mirada crítica y a la vez esperanzadora sobre su uso ético y productivo

Entre los participantes más esperados se encuentra el enfermero, académico y editor científico Manuel Amezcua, presidente y fundador de la Fundación Index, entidad pionera en investigación aplicada a los cuidados. Colaborador habitual de esta Semana del Conocimiento, en esta ocasión participará con un taller práctico titulado Utilizar la Inteligencia Artificial generativa para apoyar la escritura científica, y con una intervención en la mesa redonda dedicada a Inteligencia Artificial e Investigación Enfermera: Retos y Oportunidades. Con una destacada trayectoria como catedrático, editor de revistas científicas y promotor de herramientas de gestión del conocimiento como la base de datos CUIDEN, Amezcua reflexiona aquí sobre el presente y futuro del binomio inteligencia artificial–enfermería.

¿Cuál será su aportación en las VII Jornadas sobre Conocimiento Enfermero y qué expectativa tiene respecto a este encuentro?

En esta ocasión se me ha pedido que aborde la temática del uso de la IA generativa (IAG) en el ámbito de la investigación enfermera y la comunicación científica. Lo haremos de una manera conceptual, en la mesa redonda que se dedicará a este asunto, y de manera más práctica en el taller en el que expondremos algunas de las herramientas y procedimientos en los que la IAG nos puede ayudar a mejorar nuestros trabajos científicos.

Como fundador de la Fundación Index, ¿cómo valora la evolución de la investigación enfermera en España en las últimas décadas?

Considero que nos encontramos en un proceso de transformación, en el que la actividad investigadora enfermera ha de adaptarse a las nuevas corrientes que emergen en la comunidad científica. En la última década se ha producido en España una verdadera fuga de conocimiento hacia entornos alejados de la práctica clínica como consecuencia de una imposición radical de la racionalidad del factor de impacto de las publicaciones. Esto ha producido efectos tan perversos como la debilitación del tejido editorial enfermero en nuestro país, con la desaparición progresiva de revistas científicas producidas en nuestro entorno.

En estos momentos se ha desviado la mirada hacia la transferencia de conocimiento y se valora especialmente el impacto social de la investigación, lo cual considero que es una gran oportunidad para reforzar la actividad investigadora en enfermería y recuperar la tendencia al crecimiento propia de la ciencia.

¿Cómo está impactando la inteligencia artificial en los procesos de escritura científica en el ámbito enfermero?

De una manera desigual. Encontramos profesionales que hacen un uso racional de las herramientas de IAG para mejorar la redacción de sus trabajos, pero también se está instalando un uso irresponsable, cuando se pide a la IA que genere por sí misma los textos que hacemos nuestros sin realizar una revisión crítica de sus contenidos. Aún estamos experimentando la fascinación que nos produce una herramienta que nos sugiere posibilidades aparentemente ilimitadas, pero esto irá cambiando en la medida en que constatemos también sus limitaciones, que no son pocas. Al final tomaremos conciencia de que la IA no supera a la inteligencia humana, aunque realice con mayor velocidad algunas tareas.

Desde la perspectiva de la Fundación Index, ¿qué beneficios observas en el uso de herramientas de IA para la redacción y revisión de artículos científicos?

La IAG realiza procedimientos muy efectivos que ayudan enormemente a producir textos de mayor calidad. Por ejemplo, cuando le pedimos que nos aporte ideas de tipo argumental sobre una temática concreta, o cuando nos proporciona esquemas para organizar contenidos. También resulta muy útil como apoyo a la redacción de textos, parafraseando ideas de otros autores (reconociendo mediante citas su autoría), sintetizando y resumiendo materiales, traduciendo a o desde otros idiomas, corrigiendo la ortografía y mejorando la pulcritud del texto, incluso mejorando la sintaxis si tenemos dificultades en la redacción. Cuando pedimos a la IAG que adopte el rol de evaluador y nos revise un manuscrito antes de enviarlo a una revista científica, podemos obtener algunas ideas de mejora del texto que pueden hacerlo más competitivo.

¿Cuáles son los principales riesgos o dilemas éticos que plantea el uso de inteligencia artificial en la producción científica?

Los que se derivan de la falta de honestidad y transparencia en la utilización de las herramientas de IAG. Cuando generamos textos íntegros que hacemos nuestros sin reconocerlo expresamente. Cuando dejamos de revisar las salidas que la IAG nos proporciona y asumimos como propias los errores, sesgos y distorsiones (alucinaciones) que la IA comete de manera frecuente. Y en general, cuando no desvelamos el uso que hemos hecho de la IA en cada texto que presentamos como propio.

¿Qué recomendaciones daría a los profesionales de enfermería que empiezan a incorporar la IA en sus trabajos académicos o investigativos?

Que se formen previamente. Que adquieran competencias tanto en la investigación y la redacción científica, como en la utilización de la IAG en este ámbito. Para obtener mayor rendimiento se precisaría, al menos, una triple capacitación: en el conocimiento técnico de la IAG; en la honestidad y componente ético y crítico; y en los procedimientos concretos en los que la IAG nos puede apoyar en la producción de textos académicos. Los talleres que realiza la Fundación Index, sustentados en la metodología de casos, intentan que los profesionales identifiquen sus propias utilidades para dar satisfacción a sus necesidades concretas de mejora de textos científicos.

¿Puede la inteligencia artificial ayudar a democratizar el acceso a la publicación científica? ¿De qué manera?

Solo en cierto sentido, pues si bien es verdad que la IAG ofrece un torrente de información de todo tipo, incluida la de naturaleza científica, subsiste el inconveniente de la falta de transparencia, ya que estas herramientas no desvelan las fuentes que utilizan. Y también el problema de los sesgos y distorsiones, que obligan a verificar la información obtenida con fuentes más fiables, como las bases de datos bibliográficas. En la medida en que estos problemas se subsanen en el futuro, podríamos hablar de democratización del conocimiento sin reparos.

¿Cree que la IA puede afectar la originalidad o el pensamiento crítico en la escritura científica?

Partamos de la base de que la IA no crea, copia. Por original que nos parezca, toda la información que obtenemos de la IAG existe en algún sitio. Por ahora, la creatividad sigue siendo un atributo humano, así que no podemos calificar de original un texto generado íntegramente por IA. Lo podría ser parcialmente si resulta revisado, enmendado y añadido con información original proporcionada por el autor, cosa que solo ocurre cuando se utiliza el pensamiento crítico.

¿Qué papel puede desempeñar la IA en la mejora de la calidad editorial de las revistas científicas en enfermería?

Hay acuerdo entre los editores en que, bien utilizada, la IAG puede ser de enorme utilidad para agilizar los procesos editoriales. Desde corrección de textos y uniformidad en las referencias, hasta generación de ilustraciones, resúmenes o materiales divulgativos para redes sociales o web. Esto es importante en un contexto en el que el impacto social empieza a ser más valorado que el impacto bibliométrico.

¿Se está preparando el ámbito académico para regular o guiar adecuadamente el uso de estas herramientas en publicaciones científicas?

Estamos transitando desde una obsesión por identificar su uso con fines punitivos, a divulgar su uso responsable. La mayoría de las revistas científicas ya incluyen directrices sobre el uso transparente de la IA. COPE, por ejemplo, está generando materiales de orientación sobre este tema.

¿Qué diferencia marcará la IA en la forma en que los profesionales enfermeros producen y consumen conocimiento en los próximos años?

La IAG evoluciona a un ritmo vertiginoso, por lo que es probable que pronto aumente la precisión y fiabilidad de sus respuestas. Se convertirá en una herramienta imprescindible para el profesional clínico, incluso mediante consultas por voz desde un teléfono móvil. En la producción de conocimiento, su uso estará tan normalizado como hoy lo está el de una calculadora.

¿Qué mensaje final le gustaría transmitir a quienes ven en la inteligencia artificial una amenaza o una oportunidad en el campo de la escritura científica?

La IA ha llegado para quedarse y su no uso se terminará viendo como un signo de atraso. Por ello, no tengo la menor duda en recomendar sumergirse en el mar de posibilidades que la IAG nos ofrece para mejorar nuestros textos. En la medida en que la convirtamos en un hábito honesto, aprenderemos mucho de esta nueva forma de escritura soportada por algoritmos y microchips.

Gema Freire

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