Inmaculada Martínez Aragón.- A pocos días del inicio de la ‘Semana del Conocimiento Enfermero’ y con ello, de la mesa redonda dedicada a la población “La investigación enfermera para el cuidado de las personas con problemas crónicos de salud” entrevistamos a uno de los profesionales integrantes de esta mesa, José Manuel Martínez Nieto, enfermero, doctor en salud pública y epidemiología y profesor titular en la Facultad de Enfermería y Fisioterapia de Cádiz, quién hablará de la interrelación de cronicidad, enfermería y comunidad
El programa de actividades de la VII Semana del Conocimiento Enfermero arrancará el 14 de octubre de 2025 con una mesa redonda que bajo el título «La Investigación enfermera al servicio de las personas con problemas crónicos de salud» contará con su intervención, ¿puede adelantarnos en qué va a consistir su participación?
El título de mi intervención es “Cronicidad, Enfermería y Comunidad”. En ella reflexionaré sobre algunos aspectos que considero fundamentales y que, a menudo, no se tienen suficientemente en cuenta cuando hablamos de enfermedades o problemas de salud crónicos.
Con frecuencia, al abordar este tema se piensa en personas con una enfermedad crónica que presentan necesidades específicas y que, por tanto, requieren cuidados, generalmente proporcionados por profesionales en entornos clínicos. Sin embargo, las ideas implícitas en esa visión -aunque no son incorrectas- resultan incompletas.
Desde una perspectiva integral y actual, la cronicidad no puede entenderse comenzando únicamente en el momento del diagnóstico ni reduciendo a quien la padece a la categoría de “paciente”. Existen muchos factores que influyen en las necesidades, los problemas y, en definitiva, en la calidad de vida y el bienestar de las personas implicadas.
Entre estos factores destacan la persona en su globalidad, el entorno en el que vive y se relaciona —que es donde se prestan la mayoría de los cuidados—, y una serie de conceptos clave que deben guiar las estrategias de abordaje: la comunidad, la familia, los recursos o activos para la salud, la promoción de la salud y, de manera esencial, los autocuidados. Todos estos elementos han sido objeto de una intensa investigación desde la disciplina enfermera y constituyen el núcleo de mi reflexión.
¿Qué son los problemas crónicos de salud?
El término “enfermedades crónicas” suele utilizarse con frecuencia como sinónimo de “enfermedades no transmisibles”, aunque no significan exactamente lo mismo. El concepto de enfermedad crónica se centra principalmente en su larga duración y evolución, mientras que el de enfermedad no transmisible pone el acento en su no transmisibilidad entre personas.
Por otro lado, cuando hablamos de problemas crónicos de salud nos referimos no solo a enfermedades, sino también a condiciones, situaciones y respuestas humanas que afectan de forma prolongada al bienestar del individuo, la familia o la comunidad. Este enfoque amplía el campo de acción del cuidado, especialmente desde la perspectiva enfermera y comunitaria.
Además de su carácter prolongado, los problemas crónicos de salud suelen distinguirse por la disminución de la calidad de vida y el malestar que generan, su alta prevalencia y mortalidad, y por el hecho de que con frecuencia coexisten varios al mismo tiempo en una misma persona.
Sabría indicarnos ¿a qué porcentaje de la población afecta en la actualidad las enfermedades crónicas?
Las cifras pueden variar un poco según la fuente que se consulte, pero en general hablamos de que entre el 52 y el 59 % de la población andaluza tiene alguna enfermedad crónica. Es decir, más de la mitad de la población. Además, cerca del 11 % vive con cinco o más enfermedades de este tipo. Si lo traducimos a cifras absolutas, serían más de 4,5 millones de andaluces y andaluzas con al menos una patología crónica.
Entre las más frecuentes en nuestro entorno encontramos las enfermedades cardiovasculares, los problemas osteomusculares, los trastornos de salud mental y las enfermedades respiratorias crónicas, que son las que más vemos en la práctica diaria.
Si pensamos en otros problemas crónicos, como la dependencia, se estima que más de 300.000 personas en Andalucía tienen reconocida esta situación. Esto representa alrededor del 3,7 % de la población, y significa que estas personas necesitan ayuda para realizar actividades básicas de la vida diaria. Y a todo esto habría que sumarle aquellas que también presentan algún grado de dependencia, pero que aún no tienen ese reconocimiento oficial.
Y si ampliamos la mirada al contexto mundial, la OMS estima que las enfermedades crónicas o no transmisibles son responsables del 75 % de las muertes que no se deben a pandemias. Entre ellas destacan las cardiovasculares, el cáncer, las respiratorias crónicas y la diabetes.
¿A quién va dirigida esta Mesa Redonda?
Como se indica en el programa, esta mesa redonda está dirigida a la población general, a las asociaciones ciudadanas, a las asociaciones de pacientes y familiares, y también a los medios de comunicación.
Sin embargo, me atrevo a decir que, en realidad, esta actividad va dirigida a todas las personas, a todos aquellos que quieran participar o que sientan interés por la salud. Porque, de un modo u otro, todos estamos implicados: todos convivimos con algún problema crónico de salud o estamos expuestos a factores de riesgo, y, al mismo tiempo, todos somos agentes de salud. Cada uno, desde su papel y su entorno, tiene cierta responsabilidad en el cuidado y la promoción de la salud de las personas que le rodean.
En definitiva, esta actividad es para todos los que creemos que la salud se construye cada día, entre todos y con todos.
Las Jornadas sobre Conocimiento Enfermero persiguen establecer sinergias entre enfermeras implicadas e interesadas en la investigación en cuidados, ¿considera importante que las enfermeras investiguen y consuman investigación?
Considero que la investigación enfermera y la aplicación del conocimiento que de ella se deriva son elementos innegablemente esenciales. Uno de los pilares inherentes a nuestra profesión es ofrecer cuidados de la máxima calidad, los mejores posibles en cada momento y circunstancia. Para lograrlo, esos cuidados deben basarse en la mejor evidencia científica disponible, estar actualizados, adaptarse al entorno y a las condiciones particulares de cada situación, y, lo que resulta igual o incluso más importante, estar personalizados.
Para que todo esto sea posible, la investigación es absolutamente imprescindible. Investigar y aplicar la evidencia generada nos permite conocer mejor a las personas, sus características, necesidades y problemas, así como los recursos de los que disponen. Además, posibilita evaluar la efectividad de nuestras intervenciones, planificar, organizar y gestionar tanto los cuidados como los recursos de manera más eficiente.
La investigación es, por tanto, un componente inherente y necesario de la práctica enfermera, presente en todos y cada uno de sus roles, ámbitos y contextos. Debe estar integrada y normalizada en nuestra disciplina y en el ejercicio profesional, ya que constituye la base que nos permite ofrecer cuidados de excelencia y contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas con y para las que trabajamos.
En definitiva, las enfermeras y enfermeros tenemos un compromiso y una responsabilidad con las personas que cuidamos, con sus familias y comunidades, con nuestros compañeros y compañeras de profesión —con quienes compartimos objetivos, identidad y propósito—, y, por supuesto, con los propios cuidados, que son el eje central de nuestra labor.
Por todo ello, podemos afirmar que debemos investigar por necesidad, por compromiso y por responsabilidad.